Brasil avanza en infraestructura vial

Las crisis sanitaria, fiscal, ambiental y política no impidieron que Brasil avanzara en la atracción de capitales privados para la ampliación de su infraestructura. Concesiones de aeropuertos, carreteras, tramos ferrocarrileros y terminales portuarios, subastadas en los dos últimos años, representan el equivalente a USD 14.000 millones en inversiones. La aceleración de ese proceso a partir de julio permitirá al país elevar ese total de inversiones al equivalente a USD 200.000 millones en los próximos cinco años, si se incluyen recursos y servicios bajo gestión de otros ministerios, como las centrales eléctricas y el saneamiento.
“Es el mayor programa de concesiones de infraestructura de nuestra historia”, anunció el ministro de Infraestructura de Brasil, Tarcísio Gomes Freitas. “Salimos adelante cuando muchos países se retrajeron y dejaron de ofrecer sus activos ante las incertidumbres de la coyuntura, decidimos apostar a la mirada de largo plazo de los inversionistas y buscar el exceso de capital disponible en el mundo”, explicó Freitas.
Lee también ► Gigantes en Latinoamérica: Plantas de asfalto Es así que se privatizó la explotación de 22 aeropuertos el 7 de abril de 2021 por una suma equivalente a 17 veces el precio mínimo fijado, pese a la crisis del transporte aéreo debido a la pandemia. Una empresa francesa adquirió la concesión por 30 años de un bloque de siete aeropuertos en el norte brasileño. Los demás quedaron con un grupo brasileño. El éxito se debe a “la tradición brasileña de respetar los contratos”, al gran portafolio de proyectos y su excelente rentabilidad, sostuvo el ministro. Atraer capitales privados, nacionales e internacionales, es la vía para cubrir el déficit de infraestructura en Brasil, ante “la situación fiscal delicada” que limita las inversiones públicas, admitió el ministro.

Ferrocarriles y carreteras

Un tren de pasajeros se cruza con otro de carga en el tendido del Ferrocarril Carajás, construido para la exportación de mineral de hierro en el norte de Brasil. Los ferrocarriles en Brasil se destinan principalmente al transporte de granos y minerales, acentuando el peso de los productos básicos en la economía.
“El Ministerio del Transporte tenía 20.000 millones de reales (cerca de 7.500 millones de dólares en la época) para inversiones en 2014 y cuidaba solo de transportes terrestres, hoy el Ministerio de Infraestructura tiene 6.000 millones de reales (1.200 millones de dólares) para cuidar puertos, aeropuertos, carreteras y ferrocarriles”, comparó para destacar la necesidad de capitales privados.
Brasil invirtió 2.2 por ciento de su producto bruto interno en infraestructura de 2001 a 2014. Es mucho menos que países vecinos como Chile y Perú y la consecuencia son costos elevados, carreteras y puertos deficientes, falta de ferrocarriles y conexiones intermodales. Pero “el momento es virtuoso” en el sector ferrocarrilero, con un fuerte aumento esperado de las inversiones tras la renovación de las concesiones ya existentes y la futura construcción de dos nuevas líneas importantes, matizó Fernando Paes, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Transportes Ferrocarrileros. El Plan Nacional de Logística del Ministerio de Infraestructura fija como meta que los ferrocarriles transporten 36 por ciento de la carga nacional en 2035, con un aumento de 70 por ciento en la participación actual. Lee también ► Latinoamérica avanza en pavimentos de hormigón sustentables Dentro del plan, Ferrogrão es el proyecto “más importante de Brasil”, según el ministro. Su tendido de 933 kilómetros servirá básicamente a la exportación de soja y maíz procedente del medio-norte del estado de Mato Grosso, el mayor productor de esos granos en el país, con 27 por ciento del total. Así se usará la norteña ruta amazónica, en lugar de los más lejanos puertos del sur. Son varias las carreteras en proceso de construcción o licitación en el gigante brasileño, destaca el recientemente lanzado proceso de licitación para la privatización del tramo de la carretera BR-381 entre Belo Horizonte y Governador Valadares, en el estado de Minas Gerais. La licitación, que ofrece un contrato de concesión a 30 años, también incluye tramos más pequeños de otras carreteras, incluida la conexión a la BR-262 entre Joao Monlevade y Viana, estado de Espírito Santo.

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