- El uso de un dispositivo manual de medición de la humedad en la obra protege la infraestructura crítica, permitiendo una fácil comprobación puntual para tener en cuenta la variabilidad estacional y los factores ambientales. Por Del Williams, redactor técnico.
En el sector de la construcción,
la calidad de los cimientos de hormigón in situ de la superestructura, de las losas, de las escaleras y de los elementos arquitectónicos, así como la velocidad de finalización del proyecto,
pueden depender en gran medida de la medición correcta de la humedad, y lo mismo ocurre con el mortero de albañilería utilizado para construir muros de ladrillo, bloque o piedra.
El agua es un elemento esencial tanto del hormigón (es decir, agua, áridos, cemento)
como del mortero (es decir, agua, áridos, material aglutinante). Sin embargo, en la obra,
todo, desde la temperatura estacional, la lluvia, la humedad y el agua subterránea hasta el aire circulante, puede afectar en gran medida al contenido de humedad del hormigón y del mortero. Esto puede influir en el tiempo de fraguado y secado, y la incorporación de niveles de humedad incorrectos en el hormigón y el mortero puede ser desastrosa para la calidad, el acabado, la longevidad e incluso la seguridad.
Aunque el sector de la construcción tiene acceso a medidores de humedad, hasta cierto punto, estas herramientas suelen requerir calibración, toma de muestras y tiempo.
Afortunadamente,
hoy en día existen dispositivos de medición de la humedad portátiles, duraderos e instantáneos que permiten a cualquier persona sin formación especial comprobar el hormigón y el mortero en la obra para asegurarse de que están bien mezclados, fraguados y secos. En muchos casos, estos sistemas precalibrados permiten realizar pruebas no destructivas y no invasivas en pantallas digitales sin agujeros ni decoloraciones. Este enfoque facilita el trabajo de construcción tan pronto como sea posible, acelera la finalización del proyecto y mejora la calidad.
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Factores que pueden afectar al hormigón
Las relaciones entre el hormigón y el agua pueden marcar una gran diferencia en la permeabilidad del hormigón, pero la humedad del aire y el calor del verano también pueden afectar la velocidad a la que la humedad migra a través del hormigón que se está secando.
“Una humedad elevada puede aumentar el riesgo de fracturas y otros problemas estructurales. El hormigón también puede pasar gradualmente de dúctil a frágil cuando la humedad disminuye, lo que ocurre de forma natural cuando el calor del verano afecta al tiempo de evaporación del hormigón", afirma John Bogart, Director General de Kett US, fabricante de una gama completa de analizadores de humedad y composición orgánica.
Señala que
el hormigón se cura mejor entre los 70 y los 80°F, por lo que
si las temperaturas se elevan por encima de esa cifra y se acercan a los 90°F, el hormigón puede verse afectado y causar problemas en la superficie, además de reducir su resistencia.
El calor, el viento y las condiciones de sequedad pueden aumentar la tasa de evaporación de una losa de hormigón, lo que puede poner en peligro la integridad de la capa superior del hormigón. El agua se evapora rápidamente de la capa superficial, lo que puede hacer que la mezcla esté más seca y sea susceptible de agrietarse y encogerse.
La reducción de la resistencia también puede convertirse en un problema con el tiempo cálido y seco, que puede acortar la parte de hidratación del proceso de curado (cuando se absorbe el agua y se forman cristales en el hormigón). Entonces la mezcla de hormigón tiene menos tiempo para hidratar estos cristales que se forman y crear una fuerte resistencia a la compresión. Por tanto,
el curado del hormigón en climas cálidos puede sufrir una resistencia y durabilidad limitadas.
Por otro lado, en las estaciones más húmedas, el exceso de humedad puede dañar mucho el hormigón y sus revestimientos protectores, además de afectar a la relación entre el hormigón y el agua. Dado que el hormigón es poroso, los problemas surgen cuando el agua queda atrapada dentro del hormigón.
Cuando se trata de hormigón estructural, incluidas las losas de cimentación, los contratistas de la construcción no quieren “estimar” los niveles de humedad, lo que puede poner en peligro todo el proyecto.
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Ventajas de la medición
Aunque las técnicas tradicionales de medición de la humedad en laboratorio y en línea son útiles en los entornos adecuados, carecen de la simplicidad y la flexibilidad necesarias para las comprobaciones puntuales frecuentes en las obras.
En cambio, lo que se necesita es un método rápido y sencillo para determinar el contenido de humedad.
Por ejemplo, utilizando un dispositivo manual como el
medidor de humedad de hormigón y mortero HI520-2 de Kett, el trabajador seleccionaría la calibración (es decir, hormigón o mortero), lo
presionaría contra la muestra y la humedad se mostraría inmediatamente con una precisión de +/-0,5% (0-12% para hormigón/0-15% para mortero).
“Con un medidor de humedad instantáneo, los instaladores de suelos pueden comprobar la humedad del hormigón a medida que el agua atraviesa la superficie del mismo, incluso después de que se endurezca. Este tipo de pruebas es fundamental en las instalaciones interiores, donde los altos niveles de humedad y el agua atrapada en el hormigón pueden crear moho o provocar burbujas o la degradación de su resistencia e integridad”, dice Bogart.
Ya sea en verano, invierno, primavera u otoño, el resultado final para los contratistas que trabajan con hormigón o mortero es que el uso de dispositivos manuales que proporcionan
una medición instantánea de la humedad ayuda a garantizar que el trabajo de calidad se realice tan pronto como sea factible, sin exceso o falta de humedad, fraguado o tiempos de secado. Al final, esto facilita la rentabilidad del proyecto.