La carretera Doble Vía El Sillar fue entregada provisionalmente en noviembre de 2023 y un mes más tarde se registró hundimientos en algunos tramos de la carpeta asfáltica, lo que generó polémica para la empresa que ejecutó la obra, la china Sinohydro, por Bs 2.923 millones (USD 423.3 millones aproximadamente).
En un boletín difundido por la firma asiática, este 21 de agosto, se informó que se espera la entrega definitiva al Gobierno de Bolivia hasta mediados de la próxima gestión, cuando se hayan realizado las obras complementarias para estabilizar y dar solución definitiva a los tramos críticos afectados por la inusual temporada de lluvias del pasado fin de año.
El tramo de El Sillar forma parte de la ruta entre Cochabamba y Santa Cruz y es una carretera de doble vía de 30 kilómetros que atraviesa una zona con terreno inestable. Según Sinohydro, históricamente ha presentado innumerables desafíos que ahora tienen una solución definitiva.
“La zona de El Sillar no solamente es el lugar por el que atraviesa el corredor logístico más importante de Bolivia, sobre el cual diariamente transitan más de 150 000 toneladas de carga entre oriente y occidente, también es una zona propensa a deslizamientos e inundaciones por su inestabilidad geológica”, explicó la empresa.
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Seguridad
Las obras incluyen cuatro túneles, que sumados tienen más de 2670 metros y atraviesan zonas de alto riesgo geológico.
La firma detalló que la seguridad de los túneles es monitoreada las 24 horas desde un centro de control que evalúa permanentemente registros de ventilación, iluminación y cualquier otro tipo de contingencia.
“Además de tener personal permanente, el sistema genera reportes que son enviados a las oficinas de Sinohydro, donde hay más personal que controla que todo esté bien en los túneles”, explicó Nino Bejarano, ingeniero de la empresa.
Los túneles 1 y 2, que son los más largos (669 y 1046 metros, respectivamente) cuentan con botones de emergencia y vías de escape que pueden ser usadas ante cualquier contingencia. Además, se han instalado sensores automáticos de detección de gases que encienden los ventiladores que evitan la saturación de monóxido de carbono dentro de la estructura.
Otra de las previsiones de seguridad tomadas por los constructores es un grupo electrógeno que funciona a diésel y que se pone en marcha de manera automática cuando por alguna razón se interrumpe el suministro eléctrico de la red. “Esto garantiza que todos los sistemas de seguridad continúen trabajando sin interrupción, sin importar las circunstancias”, explicó Bejarano.
Fuente: El Deber