El Concesionario Unión Vial Río Pamplonita está a cargo de la doble calzada Pamplona-Cúcuta (Colombia),/ Crédito: Sacyr.
Como se suele decir, de los problemas surgen oportunidades. Y eso ha ocurrido en Sacyr Ingeniería e Infraestructuras, donde contaban con un problema en ciertas zonas de obras con proyectos de difícil ejecución en trazados sinuosos a la hora de construir puentes.
Rafael Pablo Guillen Carmona desarrolló el “Lanzavigas RPGC-21” ante la problemática encontrada en la ejecución del proyecto colombiano de doble calzada Pamplona-Cúcuta, que incluye 22 puentes de vigas de entre uno y cinco vanos. Dicho proyecto está ubicado en un valle de pendientes pronunciadas.
Este lanzavigas es de diseño 100% in house, desde la concepción de todos los dispositivos para conferir los diferentes movimientos que permite, hasta la estructura de carga, o la gestión de toda la contratación y fabricación. Su uso está pensado para zonas de difícil acceso y diversos puentes de uno y/o pocos vanos.
Tiene una capacidad de 90 Tn y una longitud máxima entre apoyos de 48 m, permitiendo colocar vigas de hasta 43 m de longitud.
Se consigue resolver, de forma efectiva y rápida, la necesidad de montar puentes de pocos vanos, – que en obras de carretera con grandes tramos son muy comunes -, donde un lanzavigas convencional resulta poco viable en términos de tiempo y coste.
“Con este diseño se reducen costes en comparación con un lanzavigas convencional autolanzable ya que tiene mucha menos estructura metálica a construir. Al no ser autolanzable, su montaje y desmontaje se realiza con grúas auxiliares. Se disminuye de esta forma el tiempo de montaje/desmontaje de dos semanas por maniobra a dos días”, explica su inventor, Rafael Pablo Guillén.
“Con el montaje de la totalidad de vigas previstas en esta obra, se amortiza el 100% del coste del equipo, lo cual permite a la empresa contar con el lanzavigas para futuros proyectos disminuyendo considerablemente el coste de ejecución de vigas al estar resuelto ya su montaje”, explica Carlos Rojas, director de Estructuras del proyecto.
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Rafael Pablo Guillen Carmona desarrolló el “Lanzavigas RPGC-21”.
Al tener componentes livianos y modulares, la carga y el transporte de las piezas de un puente a otro es sencillo y no requiere de maniobras especiales para adaptarse a los radios ni pendiente de la vía.
Se requieren pocos viajes, 2 o 3 viajes, para trasladar toda la estructura. Un lanzavigas convencional cuenta con muchas piezas y su traslado supone una cantidad considerable de viajes, que, cuando las distancias son largas, puede tener un impacto importante en coste y tiempo.
Otra de las ventajas con las que cuenta es que se puede fabricar en el país de proyecto al ser elementos estructurales metálicos convencionales, ahorrando, por tanto, el transporte desde país de fabricación.
También se reduce el número de operadores de un lanzavigas tradicional, siendo necesarios cuatro operadores para el montaje y manejo del lanzavigas y un operador especializado para maniobrar los dos puentes grúa del mismo.
En caso de que existiese una carretera paralela al nuevo trazado, el lanzavigas RPGC-21 no intercede sobre la misma al estar apoyado en el estribo o pila sin sobresalir de ella. En el caso de un lanzavigas convencional puede ocurrir que interfiera sobre el tráfico de la calzada existente contigua.
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