Hoy se lleva a cabo la primera audiencia de conciliación entre la cementera Loma Negra y el gremio que representa a los 300 trabajadores despedidos, tras la decisión de cerrar la planta ubicada en la localidad de Barker, en el partido bonaerense de Benito Juárez.
Como primera medida, la empresa se vio obligada a dejar en suspenso los despidos hasta que quede resuelta la conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires.
De hecho, justo cuando se decretó la conciliación obligatoria, la compañía había llegado a un acuerdo con 34 de los trabajadores afectados para ser relocalizados en las fábricas que posee en Olavarría, Zapala, Cañuelas y Catamarca. De todos modos, por tratarse de un acuerdo de partes no quedaría invalidado por la conciliación obligatoria, ya que solo atañe a lo que se consideran medidas unilaterales.
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El distrito de Benito Juárez se declaró en estado de alerta social, económico y laboral ante el posible cierre de la cementera Loma Negra, propiedad de la brasileña Camargo Correa, que desarrolla un plan de reordenamiento de sus operaciones en Argentina. Esto implica, según fuentes del sector, el cierre de algunas plantas y el traslado de actividades a otras localidades.
Loma Negra argumentó que la decisión “se toma en un contexto en el cual la compañía tiene sobrecapacidad, sumado a los altos costos de producción y a los costos logísticos que insume el funcionamiento de esa fábrica”.
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